domingo, 29 de mayo de 2016

¿SU HIJO SE ORINA EN LA NOCHE?

"La ENURESIS es la emisión de orina de forma involuntaria durante el sueño. Se diagnostica solo después de los cinco años de edad, cuando el niño moja la cama dos o más veces por semana. El origen del problema puede estar en una tardía maduración de los mecanismos de micción".

               Se habla de enuresis cuando los niños mayores de cinco años se hacen pipí en la cama, dos o tres veces por semana.
               El problema afecta a cerca del 15% de los niños de cinco años y la proporción disminuye de forma gradual a medida que aumenta la edad. Es así como la población infantil que presenta enuresis solo alcanza, aproximadamente al 4%. Sin embargo hay que considerar que la cifra puede ser mayor, pues no todos los casos son consultados.
               Si no hay antecedentes de incontinencia urinaria o infecciones del aparato urinario en el menor, se habla de enuresis primaria. Esta, en muchos casos, corresponde a un problema hereditario.
               ¿Qué hacer? esperar a que pase el tiempo, pues la causa se encuentra en la maduración neurológica tardía del niño o en factores emocionales.
               Si el problema afecta mucho al menor o a los padres, se puede consultar con el pediatra para que indique un tratamiento farmacológico. Eso sí, hay que saber que los efectos secundarios de estos medicamentos pueden afectar la conducta, ánimo, apetito, por lo que se administran bajo un estricto control.
               Una alternativa de tratamiento muy recomendable es el uso de alarmas, similares a las radios pequeñas, compuestas por un sensor que al humedecerse, suena. Entonces el niño se despierta y alcanza a ir al baño.
               Con este tratamiento conductual, el pequeño crea un reflejo que le permitirá captar cuando comienza a hacerse pipí.


HASTA LOS CINCO AÑOS.
               Los niños comienzan a dejar los pañales durante el día, cuando cumplen alrededor de los dos años y medio. Por algunos meses, continúan usando el pañal nocturno, pero al cabo de un tiempo, este también deja de ser necesario.
              Si su hijo cumplió tres o cuatro años y todavía necesita del pañal para la noche o, de vez en cuando, se hace pipí mientras duerme, no se preocupe, porque la situación no se aparta de la normalidad.
              Los médicos aseguran que hasta los cinco años un niño puede necesitar de un apoyo para pasar la noche.
             Tenga en cuenta que en este procesos no hay patrones ni reglas estrictas y cada niño tiene sus tiempos de maduración. Estos van de acuerdo al ambiente que los rodea.
             Verá como entre los dos y cinco años, el pequeño acumulará cada vez "más noches secas" hasta que, finalmente no mojará la cama.


TAREA DE LOS PAPAS.
             Si su niño cumplió tres años y se hace pipí en la noche, observe su evolución, ya que puede ser un futuro niño con enuresis. A sí mismo nunca deje pasar un episodio de incontinencia urinaria en el día, tampoco la falta de control del esfínter anal y la presencia de un cuadro de infección urinaria. En estos casos siempre consulte con el pediatra.
            También hay que tener cuidado con hábitos inadecuados, como pasar más de ocho horas sin orinar o ir muy seguido al baño.
            Un tema que merece mucha atención de parte de los padres, es el retroceso respecto de los avances para controlar los esfínteres. Por ejemplo después de haber controlado la orina al dormir, el niño comienza a orinarse en la noche. En estás situaciones también hay que consultar porque puede haber alguna patología responsable: problemas de las vías urinarias o renales y también alteraciones neurológicas.
            La tarea de los papás no es solo observar, ellos también tienen que enseñar a sus hijos, por ejemplo, aconsejándoles para que vayan al baño cada tres o cuatro horas y
premiándolos cuando pasen varias noches sin mojar la cama.
            Otra recomendación muy importante es nunca forzar al pequeño para dejar los pañales antes de los dos años. El control de los esfínteres se desarrolla bien recién a partir de los tres o cuatro años de edad.


                                          



domingo, 15 de mayo de 2016

EL LENGUAJE: ESA VITAL HERRAMIENTA PARA LOGRAR UN ÓPTIMO DESARROLLO.

"LOS NIÑOS escriben de la misma manera en que hablan".
Esta afirmación nos lleva a reflexionar sobre las dificultades del lenguaje oral en los niños y su impacto en el rendimiento escolar"
Los niños aprenden el lenguaje oral por imitación, por el solo hecho de participar activamente en una sociedad que se comunica. El aprendizaje del lenguaje comienza desde antes del nacimiento y pareciera no terminar. Sin embargo algunos niños, por diversas razones (pérdidas auditivas, déficit cognitivo, falta de estimulación), no desarrollan la comunicación tal como lo hace la generalidad.

ESTA DIFICULTAD, que puede ser detectada a edades tempranas, se caracteriza por omisiones o sustituciones de los sonidos en las palabras y dificultades en la organización de las oraciones. Una de sus consecuencias es la complicación del aprendizaje escolar. Un buen desarrollo del lenguaje permite que los menores aprendan sin impedimentos y que entiendan lo que leen y escuchan.
Por eso se hace tan necesario estar alerta para atender las necesidades de quienes presentan problemas.

Nota: Mejor lectura y mayor comprensión son algunos de los "efectos" de un buen uso del lenguaje.





LOS NIÑOS EN EL MUNDO DE LOS LIBROS.
El contacto con los libros desde muy temprana edad genera un hecho curioso: que los niños "LEAN" antes de efectivamente aprender a leer. Es una consecuencia de tanto hojear revistas, cuentos y toda clase de libros. Por ejemplo reconocen su bebida favorita cuando observan su logotipo en algún letrero, aprenden solos algunas letras y su sonido correspondiente o saben cuándo está escrito su nombre en un papel.

El contacto desde pequeños con el mundo de los libros también puede favorecer la formación de un futuro buen lector.
Si se quiere que los niños disfruten con la lectura, resulta imprescindible que los papás fomenten el interés por los libros, incluso, antes de entrar al colegio, de manera que el vínculo con la literatura sea gradual y agradable. Para esto no es necesario que los padres sean buenos lectores, basta con ser conscientes de la importancia tiene este hábito.


Léale cuentos 
La relación entre los libros, la literatura y los niños puede comenzar por una actitud de los papás, cada vez que ellos demuestran entusiasmo por los libros, por ejemplo, leyendo cuentos a sus hijos de forma animada y habitual.
Al escuchar una narración, los niños forman imágenes y escenas en su mente, estas los entretienen, pero si son ayudados con un relato divertido, los pequeños se involucrarán emocionalmente en la historia que escuchan y sentirán mayor placer.
Como consecuencia, desearán escuchar más cuentos, conocer más relatos y aprender a leer lo antes posible.
Asimismo, al contar un cuento de una manera amorosa, se crea una bonita oportunidad de establecer vínculos y posibilidades de comunicación entre padres e hijos. Estos permanecerán en la memoria para toda la vida.
¿Cualquier historia sirve? El tema que aborden los libros no deben dejarse al azar; los papás tienen que preocuparse de buscar materiales relacionados con los intereses de su hijo.
Historias aburridas para el niño pueden terminar por matar sus ganas de acercarse a los libros. Lo mismo puede ocurrir si se les agobia con preguntas, una vez que el cuento ha terminado para saber si el niño comprendió la historia.
También se puede acabar el gusto por los libros cuando el pequeño percibe que los adultos ven el acto de leer como una actividad aburrida o cansadora. Inconscientemente, ellos creerán que leer es una especie de obligación y tratarán de evitarlo.

Claves:

  1. Escoja un lugar en la casa con la intención de convertirlo en un rincón especial para contar cuentos.
  2. Pásele constantemente libros a su hijo y permita que toque sus páginas. Una buena idea para conocer nuevos libros es visitar librerías y bibliotecas.
  3. Si el niño le pide que le lean un cuento, hágalo lo más pronto que sea posible, pero nunca lo fuerce a leer o a escuchar un cuento.
  4. Narre historias clásicas, nuevas y también relatos inventados.
  5. Permita que el pequeño elija el tema de la historia.
  6. Cada hecho debe relatarse con la intención necesaria, tratando de ser muy descriptivos a la hora de referirse a los lugares y personajes. Esto capta la atención del niño y permite que el pequeño conozca virtudes y defectos de las personas.
  7. Resultan muy entretenidos los sonidos que se hacen para representar hechos de la historia, lo mismo sucede con las voces y los gestos.
  8.  Al narrar la historia, es bueno tener el libro en la mano para generar la relación de la historia con los libros. Que el niño toque y vea los dibujos.