"Nuestro lenguaje forma nuestras vidas y hechiza nuestros pensamientos" Albert Einstein.
Sin duda, todos sabemos que la palabra -hablada o escrita- es imprescindible para una buena comunicación y puede remover las conciencias, transformar las costumbres, elevar a los individuos y también destruirlos.
En esta sociedad tan comunicada de hoy, muchos usan las palabras para difundir lo oculto, contribuyendo a la transparencia pero también, para denostar a las personas. Se critica, se inventa, se manipula o, simplemente, se amplifican los errores y virtudes humanas para favorecer las creencias y conveniencias de cada cual.
Si bien las palabras pueden vencer así las barreras de la libertad de expresión en las sociedades reprimidas, también se pueden convertir en armas para destruir una reputación y, por lo tanto, una vida. Cualquiera difunde aseveraciones sin fundamento. En una sociedad democrática se puede demandar a quien lo hace, pero se requiere contar con los recursos económicos para hacerlo. También es verdad eso de "miente, miente que algo queda". Sobre todo entre los más ingenuos y/o ignorantes, que creen todo lo que se dice sin cuestionarse si la fuente de información es confiable o interesada.
EL RIESGO DE LA PALABRA
Cuando se habla de estudiar una carrera profesional, nadie duda que el médico o el dentista necesitan una educación superior. No sucede lo mismo con el periodista, ya que todavía hay quienes piensan que cualquiera con facilidades para escribir o hablar puede ejercer esta profesión. Tampoco de la importancia de saber investigar la noticia en las fuentes informativas pertinentes y confiables, de expresar las ideas en los términos precisos, ni menos de la formación ética necesaria para ejercer una profesion tan delicada.
Según el informe anual de la organización gubernamental Reportes Sin Fronteras (RSF), Somalia y Siria son los países más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo. En 2013, siete periodistas somalíes fueron asesinados, cifras sólo superadas por india (ocho) y por Siria, con diez profesionales y 35 periodistas ciudadanos (movimiento en el que los miembros de la propia comunidad se vuelven informadores).
Pero el riesgo para periodista y escritores no sólo esta allí. En la mayoría de los países donde emerge un régimen autoritario son perseguidos. También en las naciones donde abunda el narcotráfico.
Por qué estos profesionales que normalmente no portan armas son considerados peligrosos? Porque hacen uso de la palabra para dar a conocer verdades que resultan incómodas a grupos determinados.
Como decía la escritora Marguerite Schumann: "Las palabras pueden envenenar o pueden sanar. Las palabras comienzan y libran guerras, pero también establecen la paz. Las palabras llevan a los hombres a las cumbres del bien y pueden hacer caer a los hombres a las profundidades del mal".
Finalmente, a lo largo de los siglos, tanto las religiones como otras creencias nos han advertido sobre el poder creador del verbo. Sin embargo, pocos tenemos conciencia de este poder a la hora de referirnos a otras personas y lo hacemos con un descuido y una irresponsabilidad tremenda.
Usemoslas responsablemente.