Ver crecer y desarrollarse a un hijo es uno de los aspectos más hermosos de la paternidad. Durante estos años, sorprende ver cuán rápido comprenden lo que sucede a su alrededor.
PASO A PASO
Una de las manifestaciones más importantes del desarrollo infantil se produce durante esta etapa, cuando el lenguaje del niño progresa rápidamente. Podrá hablarle a la madre, pedirle lo que desea y entenderá lo que se le dice. También entre el primer y cuarto año sus manos y dedos maduran en forma notable. Considerando lo cruciales que resultan para la escritura, es importante alentarlo para que use las manos en jugar y explorar su entorno.
El juego es clave para el desarrollo del niño en la fase preescolar. Una vez que haya puesto en práctica sus habilidades creativas, podrá aplicarlas en el mundo real.
Los juegos son parte fundamental y casi exclusiva de sus primeros años. Con sus manos y cuerpo en acción, descubren formas, volúmenes y colores para tomar todo lo que está a si alcance.
LA VISITA AL DENTISTA
Cuando haya cumplido dos años, es el momento de llevar al niño al odontólogo. Es importante tratar de que sea una experiencia lo más placentera posible. Una buena idea a incorporar es intentar que se acostumbre a los instrumentos y al olor del ambiente: para lograrlo, puede acompañar a los padres o hermanos mayores durante sus consultas al especialista dental. Y luego, antes de su primer encuentro, hacerlo jugar al dentista con su padre y madre.Aunque sea breve, resultará beneficioso en la consulta.
Nota: Los padres pueden utilizar el juego para afrontar situaciones difíciles como las revisiones médicas.
ACOMPAÑANDO CADA UNO DE SUS LOGROS
Compartir el placer de ser testigo y parte cuando un niño se desarrolla y brotan en él nuevas habilidades y logros es una de las mayores alegrías de la paternidad. Se le ayudará mucho festejando sus logros. Los progresos que alcance no tardarán en sorprender, siempre que los adultos acompañen sin ansiedades los procesos.
Para descubrir sus aptitudes y estimularlos a superar sus dificultades siempre está el amor.
- A los 15 meses: Dejar que ayude a los demás con tareas muy simples.
- A los 18 meses: Utilizar la repetición para que adquiera nuevos conocimientos sobre sus propias posibilidades.
- A los 21 meses: Como aprende a distinguir las cualidades de las cosas (suave, áspero, colores, ruido, etc.), es importante jugar con él sobre esos temas.
- A los 2 años: Estimular su sentido del espacio. Incorporar números en todo lo que se haga con él. Elegir juegos con ellos.
- A los 3 - 4 años: Contribuir a que perciba cuánto puede realizar por sí mismo. Alentar su independencia y confianza.
LA ESTIMULACIÓN
En esta etapa de la vida del niño los avances en cuestiones motrices se desarrollarán vertiginosamente. Dejará de caerse a cada paso e incorpora el manejo de las formas y el espacio lo que le permitirá moverse con soltura y seguridad. También aprenderá a dominar el difícil arte de comer solo, coordinando correctamente las manos y la vista. Como en todos los aspectos de su desarrollo, será fundamental acompañarlo en sus primeras experiencias, quitándole temores y brindándole en cada uno de sus intentos.
LA COORDINACIÓN
- A los 13 meses: Ofrecerle comida para usar la cuchara.
- A los 15 meses: Ayudarle a construir torres de bloques para incrementar sus habilidades manuales.
- A los 18 meses: Darle una actividad para que practique acciones tales como doblar, torcer, marcar y girar con las manos.
- A los 2 años: Alentarlo a que se vista y desvista por su cuenta, darle bloques o piezas para encastrar.
- A los 3 años: Pedirle que ayude con pequeñas tareas que impliquen coordinación de movimientos.
- A los 4 años: Darle tareas para que practique pequeños movimientos, como lavarse manos y cara, poner la mesa y ordenar su ropa.
Nota: Otro punto a tener en cuenta es prestar atención a la elección de los juguetes. La idea es que ayuden a desarrollar la coordinación y habilidades para manipular objetos como, por ejemplo, bloques de construcción , tabla para martillar, objetos para poner y sacar, muñecas y autos. También les resultará útil una pizarra para que escriban y jueguen.
UN NIÑO SOCIABLE Y SIN MIEDOS
Para ayudar a que los niños crezcan como adultos generosos y amorosos se debe responder a sus demandas sociales desde el comienzo. Así crecerán responsables, amistosos, sociables y afectuosos. La sociabilidad del niño es una de las mayores responsabilidades de los padres, que deben saber enseñarle los beneficios de compartir momentos y juegos con la familia y con otros niños. Para eso nada mejor que incorporar a los niños en la mayor cantidad posible de actividades grupales que le resulten placenteras. En ellas podrá aprender a recibir y expresar toda la gama de sentimientos propios del mundo infantil.
CONSEJO: ¿CÓMO AYUDARLO?
- 13 meses: Permitir que se pare solo. Brindarle protección sin que lo note.
- 15 meses: Dejarle utilizar una silla para que suba y baje y de esa manera aprenda a manejar su fuerza.
- 18 meses: Hacer que imite los movimientos del adulto: pueden ser pasos, posiciones de manos y brazos.
- 21 meses: Permitir que se una a las actividades diarias de la familia, enseñándole cómo comportarse.
- 2 años: Alentarlo a que baile y cante. Regalarle un juguete con ruedas.
- 3 años: Jugar a saltar.
- 4 años: Enseñarle a saltar la soga y bailar.