Cuidar la salud y el aspecto
Cuidarse aporta un gran número de beneficios. No sólo es indispensable para una buena salud y un mejor aspecto, también es un inmejorable método para estar bien con uno mismo. Y es que en la medida que una persona se cuida logra una mejor apariencia. Un buen aspecto reflejado en el espejo favorece y aumenta la autoestima, y produce una mejor respuesta de los demás. La imagen que se proyecta hacia afuera provoca una devolución acorde.
Cuidarse permite el bienestar emocional y hace pensar que uno es único e irrepetible, una de las claves para estar bien con uno mismo.
El bien más preciado
También es importante tener presente que el cuerpo es la pertenencia más valiosa y que permite al ser humano disfrutar de la vida. Por ello debe mantenerse en forma, practicando hábitos correctos y adoptando la actitud adecuada que permita vivir mejor.
Estética y constancia
El ser humano, entre otras cosas, es una combinación entre el paso del tiempo y sus hábitos. En este sentido, ocuparse de la imagen no significa sólo dedicarse algunos mimos de vez en cuando para después abandonarlos. Puesto que el cuerpo cambia constantemente a lo largo de la vida, los hábitos positivos deben llevarse a cabo de forma diferente y en unas etapas más que en otras, pero siempre de forma continuada. El estado general de una persona en la madurez dependerá de la constancia en los tratamientos estéticos, los ejercicios físicos y la atención prestada a la salud que haya mantenido a la largo de la vida. En los últimos años la ciencia ha avanzado mucho en el campo de la prevención, y la estética no ha sido menos. Es preferible llegar a la madurez en un buen estado de salud y óptimas condiciones estéticas, que someterse a tratamientos e intervenciones rejuvenecedoras, que traten de reparar antiguos daños.
Los efectos del sol sobre la piel son acumulativos. La acción nociva de los rayos UVA y UVB recibida durante años, sin protección adecuada, es la causa del fotoenvejecimiento. Esto se traduce en arrugas prematuras, manchas oscuras en las zonas más expuestas del cuerpo y riesgo de cáncer de piel. Sólo la prevención podrá evitarlo.
Consejos
- Una piel impecable: Es imprescindible lavarla con abundante agua y un jabón suave. hidratarla y nutrirla con cremas protectoras adecuadas para evitar que se reseque. Consultar con el médico si hay cambios en si aspecto, por último se recomienda beber dos litros de agua diario.
- Uñas sanas: Están en primer plano, cada vez que se acompaña una conversación con ademanes. Para evitar que se rompan, se deben mantener cortas y limpias. Limarlas con una lima de cartón después del baño (están mas blandas) contribuirá a su salud. A la hora de hacer tareas que puedan dañarlas, es aconsejable usar guantes. Una alimentación balanceada y rica en vitaminas las mantendrá sanas y fuertes.
- El cabello fino: El grosor del cabello es parte de la herencia genética, al igual que su color. La medida normal de una hebra es de 80 micrones, la del cabello fino no alcanza los 60 micrones. Conviene realizar cortes periódicos para fortalecerlo.
Los puntos débiles para tener en cuenta
- Várices: Se presentan específicamente en los tobillos y piernas. Por cuestiones hormonales, las mujeres son propensas a tenerlas que los hombres, sobre todo después del embarazo. El sedentarismo, el sobrepeso y la mala postura favorecen su aparición y desarrollo.
- Acumulación de grasa: El sobrepeso permite que la grasa se acumule en determinadas zonas, como las caderas, glúteos, abdomen y brazos. Además de afectar la apariencia, no es grave si recubre órganos vitales.
- Musculatura pectoral: La flaccidez aparece por los cambios intermitentes de peso y por el amamantamiento. Fortalecer los músculos pectorales con ejercicios e hidratar y nutrir la piel.
- Celulitis difusa: Generalmente se produce por problemas hormonales y circulatorios, y no por exceso de peso. Puede mejorar con un tratamiento integral que incluya masajes, ejercicios específicos y terapias como la mesoterapia o el drenaje linfático.
- Estrías: Se forman a partir de la ruptura de las fibras de colágeno, elastina y reticulina que forman la piel. Aparecen por razones hormonales y por los cambios bruscos de peso.